Cuento de literatura no literaria - Macedonio Fernández (1944)



En aquel bar, restaurante y confitería vastísimos, abundantes de lo más variado y caprichoso, servía desde veinte años a multitud de clientes renovándose, con una solicitud y presteza incansables, Tomás, una santidad de lo servicial y de cordialidad y simpatía a todo cliente y sus gustos y antojos, que le alegraban siempre y no le irritaban nunca por exigentes y laboriosos de satisfacer y combinar. El gusto de cada uno, de infinita variedad, todos tan legítimos y con los que somos poco tolerantes a menudo, era su Pasión.
 
¡Podrá creerse que hubo quien a sabiendas marchitó por un momento, hirió y desmayó esta actitud humana tan hermosa, esta real y constante caridad, esta magnífica postura de ser genuinamente hombre! Ser un humano cual Tomás es ser hoy un inmenso revolucionario, un invitante máximo a la recuperación humana, ya quizá desesperada en medio de tantos discursos, cataduras y aposturas de benevolencia y ciencia, cuando sólo se practica servir bombas, mentiras y despojos, en guerra y en paz igualmente.

Hacer, preparar niños que sean como Tomás es el único camino de recuperación, si todavía es posible; el único recurso casi artificioso que, entre tantos planes ostentosos, insinceros, afiebrados, más o menos ignorantes, puede conducir a esa obra sin la cual no habrá salvación, es forzar las cosas y situaciones a maneras y arreglos que a su vez fuercen a la cordialidad en la convivencia.

El cliente que viene entrando con amigos al Bar es tipo de la desmoralización de la época, no un malvado, pero sí tocado de algún vicio de maldad. Es viejo cliente como sus amigos, clientela afectuosa con Tomás. Pero quiérese creer que ha llegado para la psicología o muy sólida o clara de Agustín Llanos un momento de serle irritante la felicidad de cumplir pedidos en Tomás, y se ha propuesto turbarla, sin consultar a sus amigos, quienes han solido elogiar la constante amabilidad de Tomás.

-¿Y usted qué pide, don Agustín?
-Pues me traes una tajada bien tostada de hielo rodeada de garbanzos del puchero de ayer.
-Pero esto –balbuceó Tomás- no lo sabemos preparar aquí; yo voy a ver, a preguntar, pero no habrá quizá…
 
Tomás temblaba, palidecía; se apoyó en una silla; se sentó de golpe y cayó sin vida.
Sirviendo complacido a todos, gustoso de verlos llegar directamente a las mesas suyas, aunque cansado, asediado de atenciones al fin de la tarde, su sonrisa de bueno, su semblante dirigido a Agustín, recibió la muerte, de éste.

¿Tiene perdón una torpeza tal, cuando nos asedian los simuladores del Servir en todas las profesiones y actividades, un porciento terrible de simuladores del hacer y del dar, del traer verdad, del intentar el bien?

¿No es policial el dolor y muerte de ese hombre tan bueno? Hay sucesos que por su intensidad sentida son policiales, mas les falta la exterioridad violenta.

Yo quisiera que su publicación en Crónica de Policía hiciera sentir más netamente lo que vale el dolor moral y lo que puede dañar y torturar la torpeza, el descuidar los sentimientos ajenos.

Como yo debo también consideración a los sentimientos de los otros, aliviaré los del lector declarándole que lo relatado no ocurrió. Pero afirmo que me dolería mucho menos que Tomás hubiera muerto de un tiro o un accidente; lo que me subleva es esa muerte por desquiciamiento interior, vacío instantáneo de la Ilusión de Servir que daba calor a su vida entera.










Guarda

 

Las detecto cada vez 

con más rapidez y precisión.

A las arpías, ni cabida.


La palabra "arpía" proviene del griego antiguo harpūia, que significa "las que arrebatan" o "las que roban". Las arpías en la mitología griega se caracterizan como seres violentos y voraces, siempre dispuestas al ataque, con garras afiladas y con rasgos de aves de rapiña.
Hoy en día el término "arpía" se usa a veces para describir a una mujer cruel o despiadada, tanto con mujeres como con varones.


Arpías en el bosque infernal (ilustración por Gustave Doré, 1861,
de la Divina Comedia, Infierno XIII, de Dante Alighieri, 1321)






David Bowie DJ (BBC Radio One)


Perhaps some of you don’t have to imagine. If you had tuned into BBC Radio One on May 20 (1979) of that year, you would have heard David Bowie DJ his own two hour show, “Star Special,” playing his favorite records and jovially chatting up his audience. “There are some famous names here,” says an announcer introducing Bowie’s show, “some you’ve never heard of before.” Bowie laughs at his own jokes, and obviously takes great pleasure in sharing so many then-obscure artists. “You can hear that deep need to show,” writes Dangerous Minds, “to bring listeners something new, in every word Bowie utters.” He doesn’t mind bringing them his own new stuff either, playing “Boys Keep Swinging” and “Yassassin” from that year’s Lodger.
Track listing
The Doors, “Love Street”
Iggy Pop, “TV Eye”
John Lennon, “Remember”
? & The Mysterians, “96 Tears”
Edward Elgar, “The Nursery Suite” (extract)
Danny Kaye, “Inchworm”
Philip Glass, “Trial Prison”
The Velvet Underground, “Sweet Jane”
Mars, “Helen Fordsdale”
Little Richard, “He’s My Star”
King Crimson, “21st Century Schizoid Man”
Talking Heads, “Warning Sign”
Jeff Beck, “Beck’s Bolero”
Ronnie Spector, “Try Some, Buy Some”
Marc Bolan, “20th Century Boy”
The Mekons, “Where Were You?”
Steve Forbert, “Big City Cat”
The Rolling Stones, “We Love You”
Roxy Music, “2HB”
Bruce Springsteen, “It’s Hard To Be A Saint In The City”
Stevie Wonder, “Fingertips”
Blondie, “Rip Her To Shreds”
Bob Seger, “Beautiful Loser”
David Bowie, “Boys Keep Swinging”
David Bowie, “Yassassin”
Talking Heads, “Book I Read”
Roxy Music, “For Your Pleasure”
King Curtis, “Something On Your Mind”
The Staple Singers, “Lies”
See a complete playlist of Bowie’s “Star Special” 



Angela Bowie on David Bowie’s mid-‘70s cocaine psychosis



 





Como un refresco



"La alegría llega en diferido"

me dijo una amiga en la adolescencia.


Me repitió la frase, la recordó

en nuestros treintilargos

después de mucho tiempo sin vernos.


Me resultó una sorpresa que se acuerde

y yo también. Eso, pensé, es tener

buena memoria.






New Year’s Eve - D. H. Lawrence



There are only two things now,
The great black night scooped out
And this fire-glow.

This fire-glow, the core,
And we the two ripe pips
That are held in store.

Listen, the darkness rings
As it circulates round our fire.
Take off your things.

Your shoulders, your bruised throat!
Your breasts, your nakedness!
This fiery coat!

As the darkness flickers and dips,
As the fireflight falls and leaps
From your feet to your lips!








This poem is in the public domain. Published in Poem-a-Day on December 29, 2024, by the Academy of American Poets.





Jacques Lacan



“¿Has actuado en conformidad con el deseo que te habita?” 



Jacques Lacan, en el seminario “La ética del Psicoanálisis” (6 de julio de 1960)






Jacques Lacan




“Yo digo siempre la verdad. No toda. 
Puesto que a decirla toda no alcanzamos. 
Decirla toda es imposible, materialmente las palabras faltan para ello. 
Incluso por ese imposible la verdad es solidaria de lo real”.









Lacan, Jacques: “Televisión”, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 535.

Alive



“You think your pain and your heartbreak are unprecedented in the history of the world, but then you read.
 It was Dostoevsky and Dickens who taught me that the things that tormented me most were the very things that connected me with all the people who were alive, or who ever had been alive.”




— James Baldwin





Best wishes



Fortune, love, health, good work

Nature, cosmos, bliss, experience

Patience, abundance, acceptance.


May the force be with you

And may your dreams come true.







William Burroughs

 


“All of my work is directed against those who are bent, through stupidity or design, on blowing up the planet or rendering it uninhabitable,” said William S. Burroughs in his Art of Fiction interview, which appears in issue no. 35 of the Review. “You know, they ask me if I were on a desert island and knew nobody would ever see what I wrote, would I go on writing. My answer is most emphatically yes. I would go on writing for company. Because I’m creating an imaginary—it’s always imaginary—world in which I would like to live.”


William Burroughs

Source







América - Pablo Neruda, en Canto general II (1955)



Estoy, estoy rodeado
por madreselva y páramo, por chacal y centella,
por el encadenado perfume de las lilas:
estoy, estoy rodeado
por días, meses, aguas que sólo yo conozco,
por uñas, peces, meses que sólo yo establezco,
estoy, estoy rodeado
por la delgada espuma combatiente
del litoral poblado de campanas.
La camisa escarlata del volcán y del indio,
el camino,
que el pie desnudo levantó entre las hojas
y las espinas entre las raíces,
llega a mis pies de noche para que lo camine.
La oscura sangre como en un otoño
derramada en el suelo,
el temible estandarte de la muerte en la selva,
los pasos invasores deshaciéndose,
el grito de los guerreros,
el crepúsculo de las lanzas dormidas,
el sobresaltado sueño de los soldados,
los grandes ríos en que la paz del caimán chapotea,
tus recientes ciudades de alcaldes imprevistos,
el coro de los pájaros de costumbre indomable,
en el pútrido día de la selva,
el fulgor tutelar de la luciérnaga,
cuando en tu vientre existo,
en tu almenada tarde, en tu descanso,
en el útero de tus nacimientos,
en el terremoto, en el diablo de los campesinos,
en la ceniza que cae de los ventisqueros,
en el espacio, en el espacio puro, circular inasible,
en la garra sangrienta de los cóndores,
en la paz humillada de Guatemala,
en los negros,
en los muelles de Trinidad, en la Guayra:
todo es mi noche,
todo es mi día,
todo es mi aire,
todo es lo que vivo, sufro, levanto y agonizo.
América, no de noche
ni de luz están hechas las sílabas que canto.
De tierra es la materia apoderada
del fulgor y del pan de mi victoria,
y no es sueño mi sueño sino tierra.
Duermo rodeado de espaciosa arcilla
y por mis manos corre cuando vivo
un manantial de caudalosas tierras.
Y no es vino el que bebo sino tierra,
tierra escondida, tierra de mi boca,
tierra de agricultura con rocío,
vendaval de legumbres luminosas,
estirpa cereal, bodega de oro.










América Insurrecta (1800) - Pablo Neruda, en Canto general (1950)


XIX


NUESTRA tierra, ancha tierra, soledades,
se pobló de rumores, brazos, bocas.
Una callada sílaba iba ardiendo,
congregando la rosa clandestina,
hasta que las praderas trepidaron
cubiertas de metales y galopes.

Fue dura la verdad como un arado.


        Rompió la tierra, estableció el deseo,
        hundió sus propagandas germinales
        y nació en la secreta primavera.
        Fue callada su flor, fue rechazada
        su reunión de luz, fue combatida
        la levadura colectiva, el beso
        de las banderas escondidas,
        pero surgió rompiendo las paredes,
        apartando las cárceles del suelo.

        El pueblo oscuro fue su copa,
        recibió la substancia rechazada,
        la propagó en los límites marítimos,
        la machacó en morteros indomables.
        Y salió con las páginas golpeadas
        y con la primavera en el camino.
        Hora de ayer, hora de mediodía,
        hora de hoy otra vez, hora esperada
        entre el minuto muerto y el que nace,
        en la erizada edad de la mentira.

        Patria, naciste de los leñadores,
        de hijos sin bautizar, de carpinteros,
        de los que dieron como un ave extraña
        una gota de sangre voladora,
        y hoy nacerás de nuevo duramente
        desde donde el traidor y el carcelero
        te creen para siempre sumergida.

        Hoy nacerás del pueblo como entonces.

        Hoy saldrás del carbón y del rocío.
        Hoy llegarás a sacudir las puertas
        con manos maltratadas,con pedazos
        de alma sobreviviente, con racimos
        de miradas que no extinguió la muerte,
        con herramientas hurañas
        armadas bajo los harapos.










Amor América (1400) / Vegetaciones - Pablo Neruda, en Canto general (1950)



I.

ANTES de la peluca y la casaca
fueron los ríos, ríos arteriales:
fueron las cordilleras, en cuya onda raída
el cóndor o la nieve parecían inmóviles:
fue la humedad y la espesura, el trueno
sin nombre todavía, las pampas planetarias.

El hombre tierra fue, vasija, párpado
del barro trémulo, forma de la arcilla,
fue cántaro caribe, piedra chibcha,
copa imperial o sílice araucana.
Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura
de su arma de cristal humedecido,
las iniciales de la tierra estaban
escritas.
Nadie pudo
recordarlas después: el viento
las olvidó, el idioma del agua
fue enterrado, las claves se perdieron
o se inundaron de silencio o sangre.

No se perdió la vida, hermanos pastorales.
Pero como una rosa salvaje
cayó una gota roja en la espesura
y se apagó una lámpara de tierra.

Yo estoy aquí para contar la historia.
Desde la paz del búfalo
hasta las azotadas arenas
de la tierra final, en las espumas
acumuladas de la luz antártica,
y por las madrigueras despeñadas
de la sombría paz venezolana,
te busqué, padre mío,
joven guerrero de tiniebla y cobre
oh tú, planta nupcial, cabellera indomable,
madre caimán, metálica paloma.

Yo, incásico del légamo,
toqué la piedra y dije:
Quién
me espera? Y apreté la mano
sobre un puñado de cristal vacío.
Pero anduve entre flores zapotecas
y dulce era la luz como un venado,
y era la sombra como un párpado verde.

Tierra mía sin nombre, sin América,
estambre equinoccial, lanza de púrpura,
tu aroma me trepó por las raíces
hasta la copa que bebía, hasta la más delgada
palabra aún no nacida de mi boca.






II.

A LAS tierras sin nombres y sin números
bajaba el viento desde otros dominios,
traía la lluvia hilos celestes,
y el dios de los altares impregnados
devolvía las flores y las vidas.

En la fertilidad crecía el tiempo.

El jacarandá elevaba espuma
hecha de resplandores transmarinos,
la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve,
el primordial árbol caoba
desde su copa destilaba sangre,
y al Sur de los alerces,
el árbol trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre,
el ceibo bermellón, el árbol caucho,
eran volumen terrenal, sonido,
eran territoriales existencias.

Un nuevo aroma propagado
llenaba, por los intersticios
de la tierra, las respiraciones
convertidas en humo y fragancia:
el tabaco silvestre alzaba
su rosal de aire imaginario.
Como una lanza terminada en fuego
apareció el maíz, y su estatura
se desgranó y nació de nuevo,
diseminó su harina, tuvo
muertos bajo sus raíces,
y luego, en su cuna, miró
crecer los dioses vegetales.
Arruga y extensión, diseminaba
la semilla del viento
sobre las plumas de la cordillera,
espesa luz de germen y pezones,
aurora ciega amamantada
por los ungüentos terrenales
de la implacable latitud lluviosa,
de las cerradas noches manantiales,
de las cisternas matutinas.
Y aun en las llanuras
como láminas del planeta ,
bajo un fresco pueblo de estrellas,
rey de la hierba, el ombú detenía
el aire libre, el vuelo rumoroso
y montaba la pampa sujetándola
con su ramal de riendas y raíces.

América arboleda,
zarza salvaje entre los mares,
de polo a polo balanceabas,
tesoro verde, tu espesura.

Germinaba la noche
en ciudades de cáscaras sagradas,
en sonoras maderas,
extensas hojas que cubrían
la piedra germinal, los nacimientos.
Útero verde, americana
sabana seminal, bodega espesa,
una rama nació como una isla,
una hoja fue forma de la espada,
una flor fue relámpago y medusa,
un racimo redondeó su resumen,
una raíz descendió a las tinieblas.







I y II, de La lámpara en la tierra. En Canto general