Desde el otro lado - Julio Cortázar

Desde el otro lado
Por Julio Cortázar

Volver sobre cosas ya escritas puede parecer demasiado fácil, pero en mi caso al menos siempre me ha sido más fácil inventar que repetir. Ocurre sin embargo que ciertas repeticiones, que prefiero llamar recurrencias, se me dan con la misma evidencia que diariamente nos da a todos la inevitable salida del sol. Y si esta cotidiana maravilla no nos asombra puesto que conocemos la relojería general del cosmos, hay otras repeticiones perceptibles en un dominio que ninguna ciencia ha explicado todavía, repeticiones que pertenecen a esos intersticios de lo habitual donde leyes que no son las de la física o la lógica se cumplen de una manera casi siempre inesperada. Todo esto para decir que anoche entré una vez más en esa zona de arenas movedizas, y que trato ahora de contarlo para esos lectores a quienes también les pasan cosas así y no las desechan como meras coincidencias.

Hace años que conozco a Michel Portal y que admiro su prodigiosa capacidad de instrumentista. Usted le alcanza cualquier variedad de saxo, flauta, clarinete, fagote, trombón, quena, clavecín y hasta el difícil y secreto bandoneón, y Michel lo vuelve música, y qué música. Así, para abreviar la biografía, lo mismo se lo encuentra como solista en un concierto de la llamada música clásica (Brahms y Schumann no tienen secretos para él) como mezclado en la compleja telaraña de una obra de Stockhausen; pero apenas le queda un poco de tiempo libre, Michel arma un cuarteto o un quinteto de jazz y ahí es la entrega y la creación en libertad, la invención de quien pasa de un instrumento a otro con la gracia de un gato jugando con ovillos de lana. Ocurre que somos amigos pero nos vemos apenas, andamos por órbitas tan diferentes, cuando lo busco está en el Japón o viceversa, pero anoche descubrí que su grupo actuaba en una cave de París y me largué para escucharlos y por lo menos charlar dos minutos con Michel, es así como se vive en este siglo donde se ha perdido toda armonía entre el tiempo y nosotros, entre la infinita variedad que nos rodea y nuestra cada vez menor disponibilidad para abrazarla. Señalo de paso -es parte de este todo incomprensible que quisiera por lo menos insinuar- que la víspera yo había estado a punto de ir a escuchar a Michel y que circunstancias nimias me obligaron a dejarlo para la noche siguiente.

Desde el fondo de la cave humosa y gótica y llena de pelos y de barbas y de hermosas criaturas de todo sexo, escuché a Michel y a su quinteto. Él me reconoció mientras disponía sobre una mesa los cinco o seis instrumentos que utilizaría, y me hizo un gesto de saludo. Tocó -tocaron- admirablemente, improvisando casi una hora sobre temas que se iban abriendo y multiplicando como un follaje de árbol. El jazz no impide pensar (la improvisación tiene sus caídas inevitables y en esos huecos momentáneos uno se reencuentra y vuelve a su mundo mental); en algún momento me acordé de mi primer contacto con Michel en el festival de Avignon y de cómo en un café él me había hablado de mi relato "El perseguidor". Viniendo de un músico, y qué músico, su preferencia por ese cuento me había dado una de esas recompensas que justifican toda una vida, y mi manera de decírselo fue hablar largamente con él de Charlie Parker, el hombre Parker y no ya el personaje de mi relato. Su amor y el mío por la música del Bird nos hizo amigos para siempre.

Yo había pensado en todo eso escuchando a Michel, aunque nada hubiera de Charlie Parker en lo que se tocaba esa noche, y después llegó el intervalo y Michel cruzó la sala para encontrarse conmigo. Siempre un poco perdido, un poco en otra cosa, sentí que ahora estaba más allá que nunca de lo que la gente llama normal. Nos abrazamos, le dije de mi felicidad al escuchar su música. "No, no", se defendió apretándome el hombro con una mano como si también yo estuviera a punto de convertirme en uno de sus instrumentos. "No, esta noche es otra cosa, verte ahí y de golpe, de golpe?" Nos mirábamos, yo esperaba sin saber qué. "Es increíble", dijo Michel, "que estés aquí esta noche, Julio. Vengo de tocar en otra parte, estuve tocando con un saxo que me prestaron, un saxo increíble de viejo y gastado, con iniciales de nácar y una boquilla casi inservible. Olía a incienso de iglesia, te das cuenta, tocar en él era?". Su deslumbramiento y su angustia batallaron en un largo silencio, en sus ojos clavados en mí. "Adivina, Julio, adivina de quién era." No había nada que adivinar, la figura estaba cerrada, la maravilla cumplida. "El saxo del Bird ", dije, y Michel que acaso había temido que en ese instante todo se viniera abajo, se apretó contra mí, feliz, como temblando. Supe que la viuda de Charlie Parker estaba en París, que ese saxo estaba destinado a un museo (hay uno muy simple y pobre y hermoso en Nueva York) y que las cosas habían girado y se habían ordenado para que esa tarde Michel pudiera tener entre las manos el saxo del Bird , acercar los labios a esa boquilla donde había nacido el prodigio de Out of Nowhere, de Lover Man, de tantos y tantos saltos a lo absoluto de la música, de eso que malamente yo había tratado de decir en "El perseguidor".

Nadie, claro, se dio cuenta de lo que ocurría entre Michel y yo. Me quedé todavía un rato y me fui sin volver a verlo. Nos seguiremos encontrando aquí y allá, pero si no es así ya no importa. La figura se cerró anoche, eso que llaman azar juntó otra vez tanta baraja dispersa y nos dio nuestro instante perfecto fuera del tiempo idiota de la ciudad y las citas a término y la lógica bien educada. Ahora ya nada importa, realmente; anoche fuimos tres, anoche lo vimos junto a nosotros desde el otro lado.

(1979)


Fuente: ADN Cultura, La Nación. Sábado 2 de mayo, 2009.

Y si les interesa leer "El Perseguidor" (cuento de Cortázar inspirado en Charlie Parker), entren acá: https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-19-Cortazar.ElPerseguidor.pdf











Gente morbo



Como si gozaran de hablar

de lo malo, y decir cosas mala onda

lo agresivo se vuelve el qué y el cómo.

En lugar de enfocar

en lo bueno, lo que hace bien

porque da alegría

y es vital.

 

Por esto, la gente morbo me cae mal.

Me hace sentir rechazo 

inmediato.








Aristóteles en Ética nicomáquea




“Anybody can become angry, that is easy; but to be angry with the right person, and to the right degree, and at the right time, for the right purpose, and in the right way, that is not within everybody's power and is not easy.”

Cualquiera puede enojarse, eso es fácil; pero estar enojado/a con la persona correcta, en la intensidad correcta, por el propósito correcto, y de la manera correcta, eso no lo pueden hacer todos y no es fácil.


— Aristotle, “Nicomachean Ethics, Book II”



“The best friend is he that, when he wishes a person's good, wishes it for that person's own sake.”

El/La mejor amigo/a es aquel/la que, cuando desea el bien de una persona, lo desea por el bien de esa persona.


— Aristotle, “Nicomachean Ethics, Book IX”




Un crear común

 



Hay que crear comunidad, 

la comunidad no se crea sola. 

No se arma si no hay comunicación.






In A Dark Time - Theodore Roethke

 



In a dark time, the eye begins to see, 
I meet my shadow in the deepening shade; 
I hear my echo in the echoing wood-- 
A lord of nature weeping to a tree, 
I live between the heron and the wren, 
Beasts of the hill and serpents of the den. 

What's madness but nobility of soul 
At odds with circumstance? 
The day's on fire! I know the purity of pure despair, 
My shadow pinned against a sweating wall, 
That place among the rocks--is it a cave, 
Or winding path? The edge is what I have. 

A steady storm of correspondences! 
A night flowing with birds, a ragged moon, 
And in broad day the midnight come again! 
A man goes far to find out what he is-- 
Death of the self in a long, tearless night, 
All natural shapes blazing unnatural light. 

Dark, dark my light, and darker my desire. 
My soul, like some heat-maddened summer fly, 
Keeps buzzing at the sill. Which I is I? 
A fallen man, I climb out of my fear. 
The mind enters itself, and God the mind, 
And one is One, free in the tearing wind.






















1964 - Jorge Luis Borges


I
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado
ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.



II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.






En El otro, el mismo (1964)





Febrero 2025




Los diarios de hoy

dicen que crece la crisis

y entre los chubascos de verano

del martes de febrero en la ciudad

se escuchan motores de autos, motos

y bondis al ritmo de los semáforos

y todo continúa, a pesar de los incendios 

en los bosques patagónicos.







Byung-Chul Han



"La psicometría, también conocida como “psicografía”, es un procedimiento basado en datos para obtener un perfil de personalidad. Los perfiles psicométricos permiten predecir el comportamiento de una persona mejor de lo que podría hacerlo un amigo o un compañero. Con suficientes datos, es posible incluso generar información más allá de lo que creemos saber de nosotros mismos. El smartphone es un dispositivo de registro psicométrico que alimentamos con datos día tras día, incluso cada hora. Puede utilizarse para calcular con precisión la personalidad de su usuario. El régimen de la disciplina (Foucault, Orwell) solo disponía de información demográfica, lo que le permitía llevar a cabo una BIOPOLÍTICA. El régimen de la información, en cambio, tiene acceso a información psicográfica, que utiliza para su PSICOPOLÍTICA."




Byung-Chul Han. En Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia. Buenos Aires: Taurus, 2022. Pág. 35-36.


Esta cita me llegó a través de mi (medio-) hermano mayor Luciano Benitez, que la compartió en su Facebook.









"El problema económico del masoquismo" - Freud (1924)






 

PDF del texto completo




Susana Thénon por Tian Firpo en la Carriego


Susana Thénon por Tian Firpo en la Casa de Carriego / Casa de la Poesía / Biblioteca Evaristo Carriego
Técnica: Aerosol y marcador sobre vidrio.
Medidas: 80x70cm.

A 3 años de la reinauguración (que fue el jueves 27 de enero de 2022), la Casa de Carriego celebra y agradece la donación de parte del artista Tian Firpo, vecino amigo de la casa y artista de Palermo, que ha realizado murales en blanco y negro de músicos por la zona, y ha donado también muchos buenos libros a la casa cuando reabrió.
Se trata del retrato que realizó de Susana Thénon, poeta argentina (Buenos Aires, 7 de mayo de 1935 - 5 de abril de 1991).

Nos da mucha alegría tener una obra de un actual artista del barrio, que sea además el retrato de una de nuestras grandes poetas (que justo nació el mismo día que Evaristo, pero él en 1883), en la casa.

¡Salud!




Casa de Carriego / Casa de la Poesía / Biblioteca Evaristo Carriego
Más info: instagram.com/poesiadesdelacarriego
Honduras 3784. Palermo, CABA, Argentina
Atención al público: Lunes a viernes, de 10 a 20hs.
Contacto: carriego.dgplbc@gmail.com











Art & Science




“There are two kinds of truth: the truth that lights the way and the truth that warms the heart. The first of these is science, and the second is art. Neither is independent of the other or more important than the other. Without art, science would be as useless as a pair of high forceps in the hands of a plumber. Without science, art would become a crude mess of folklore and emotional quackery. The truth of art keeps science from becoming inhuman, and the truth of science keeps art from becoming ridiculous.”




— Raymond Chandler