dijo George Orwell



The Socialist who finds his children playing with soldiers is usually upset, but he is never able to think of a substitute for the tin soldiers; tin pacifists somehow won’t do.

El Socialista que encuentra a sus hijos jugando con soldaditos habitualmente se enoja, pero nunca es capaz de pensar un substituto para los soldados de plomo; por algún motivo los pacifistas de plomo no funcionan.


George Orwell, en Review of "Mein Kampf" by Adolf Hitler


Esta cita la encontré en este blog





Los justos - Jorge Luis Borges



Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.






Francis Ponge, citado por Gaston Bachelard



"Propongo a cada quien la apertura de las compuertas interiores, un viaje hacia el espesor de las cosas, una invasión de cualidades, una revolución, o una subversión comparable a la que realizó el arado o la pala, cuando, de repente y por primera vez, son expuestos a la luz millones de fragmentos, de pajillas, de raíces, de gusanos y de pequeños bichos que hasta entonces habían estado enterrados. ¡Oh, recursos infinitos del espesor de las cosas, restituidas por los recursos infinitos del espesor semántico de las palabras!"




Francis Ponge, citado por Gaston Bachelard en La tierra y las ensoñaciones del reposo.





Cuadernos - Martina Benitez Vibart


Escribir
me mantiene
viva.








Se encuentra en la parte I de mi segundo libro (inédito, en preparación y de pronta publicación), que consta de dos partes: I. Sacudir el árbol / II. Con sumo cuidado. 



Felicidad clandestina - Clarice Lispector


Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio pelirrojo. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos planas. Como si no fuese suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historias le habría gustado tener: un papá dueño de una librería.
No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos: incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del papá. Para colmo, siempre era algún paisaje de Recife, la ciudad donde vivíamos, con sus puentes más que vistos. Detrás escribía con letra elaboradísima palabras como “fecha natalicia” y “recuerdos”.
Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, delgadas, altas, de cabello libre. Conmigo ejercitó su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.
Hasta que le llegó el día magno de empezar a infligirme una tortura china. Como por casualidad, me informó de que tenía El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato.


Era un libro grueso, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al día siguiente pasaba por la casa de ella me lo prestaría.
Hasta el día siguiente, de la alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, nadaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.
Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. No vivía en un apartamento, como yo, sino en una casa. No me hizo pasar. Con la mirada fija en la mía, me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta, yo me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mí por completo y ya caminaba por las calles a saltos, que era mi manera extraña de caminar por las calles de Recife. Esa vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serían después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, anduve brincando por las calles y no me caí una sola vez.
Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aun en su poder, que volviese al día siguiente. Apenas me imaginaba yo que más tarde, en el transcurso de la vida, el drama del “día siguiente” iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla.
Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Ella sabía que, mientras la hiel no se escurriese por completo de su cuerpo gordo, sería un tiempo indefinido. Yo había empezado a adivinar, es algo que adivino a veces, que me había elegido para que sufriera. Pero incluso sospechándolo, a veces lo acepto, como si el que me quiere hacer sufrir necesitara desesperadamente que yo sufra.
¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin falta ni uno. A veces ella decía: Pues el libro estuvo conmigo ayer por la tarde, pero como tú no has venido hasta esta mañana se lo presté a otra niña. Y yo, que no era propensa a las ojeras, sentía cómo las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos.
Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la mamá. Debía de extrañarle la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco aclaratorias. A la señora le resultaba cada vez más extraño el hecho de no entender. Hasta que, esa mamá buena, entendió al fin. Se volvió hacia la hija y con enorme sorpresa exclamó: ¡Pero si ese libro no ha salido nunca de casa y tú ni siquiera quisiste leerlo!
Y lo peor para era mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado descubrimiento de la hija que tenía. Nos observaba en silencio: la potencia de perversidad de su hija desconocida, la niña rubia de pie ante la puerta, exhausta, al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando, recobrándose al fin, firme y serena le ordeno a su hija: Vas a prestas ahora mismo ese libro. Y a mí: “Y tú te quedas con el libro todo el tiempo que quieras”. ¿Entendido? Eso era más valioso que si me hubiesen regalado el libro: “el tiempo que quieras” es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.
¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Tomé el libro. No, no partí brincando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.
Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aun yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire… Había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.
A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo.
Ya no era una niña más con un libro: era una mujer con su amante.

______________________________________________________
Clarice Lispector (Ucrania, 1920-Brasil, 1977)
Pertenece a Felicidad Clandestina - Traducción: Marcelo Cohen

Extraído de Lispector, Clarice: Cuentos Reunidos, Ed. Alfaguara, Madrid, 2º edición 2005, (2002)



Droga - Juan Agustin Benitez Vibart (circa 2004)


“Hola que tal vengo a comprar droga”
“¿Para que?”
“Tengo muchos problemas y quiero olvidarlos”
“Ah si suele pasar…”
“Bueno ¿tenes o no?”
“¿Qué querés?”
“Algo bien fuerte, que me energice, me borre la memoria, y me haga disfrutar cada momento
congelarlo, y prenderlo fuego “
“Hay una cosa sola que logra algo así, amor se llama”
“Ah ¿y qué efectos tiene específicamente?”
“Es perfecto, te convertís en armonía y te quemás en llamas que te acarician en un éxtasis eterno”
“¿Y cómo se toma?”
“Bueno, lo agarrás, y en vez de tomarlo vos, se los dás a todos los demás”
“¿Cómo? No. No puede ser. ¿Vos lo probaste?”
“Sí, tomá..”


Juan Agustin Benitez
(circa 2004)




dijo Werner Herzog


“La academia es la muerte del cine. Es exactamente lo contrario de la pasión.”

En Herzog por Herzog (El cuenco de plata, 2014)



Pablo Ramos, sobre Abelardo Castillo y sobre escribir...


http://agenciapacourondo.com.ar/secciones/cultura/15893-abelardo-castillo-por-pablo-ramos.html

“Yo no soy más o menos, yo soy todo o nada”

Rilke


Bukowski, Cómo ser un gran escritor


Tienes que cogerte a muchas mujeres 

bellas mujeres, 
y escribir unos pocos poemas de amor decentes 
y no te preocupes por la edad 
y los nuevos talentos. 
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza. 
Anda al hipódromo por lo menos una vez 
a la semana 
y gana 
si es posible. 
Aprender a ganar es difícil, 
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor. 
y no olvides tu Brahms, 
tu Bach y tu cerveza. 
No te exijas. 
Duerme hasta el mediodía. 
Evita las tarjetas de crédito 
o pagar cualquier cosa en término. 
Acuérdate de que no hay un pedazo de culo 
en este mundo que valga más de 50 dólares (en 1977). 
Y si tienes capacidad de amar 
ámate a ti mismo primero 
pero siempre sé consciente de la posibilidad de 
la total derrota, 
ya sea por buenas o malas razones. 
Un sabor temprano de la muerte no es necesariamente 
una mala cosa. 
Quédate afuera de las Iglesias y los bares y los museos 
y como las arañas, sé paciente, 
el tiempo es la cruz de todos. 
Más el exilio 
la derrota 
la traición 
toda esa basura. 
Quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre. 
Una amante continua. 
Agarra una buena máquina de escribir 
y mientras los pasos van y vienen más allá de tu ventana 
dale duro a esa cosa, 
dale duro. 
Haz de eso una pelea de peso pesado. 
Haz como el toro en la primer embestida. 
Y recuerda a los perros viejos, 
que pelearon tan bien: 
Hemingway, Celine, Dostoyevski, Hamsun. 
Si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas 
como te está pasando a ti ahora, 
sin mujeres 
sin comida 
sin esperanza… 
entonces no estás listo, toma más cerveza. 
Hay tiempo. 
y si no hay, 
está bien igual.



Para ser novelista, de John Gardner

http://www.fuentetajaliteraria.com/catalogo/_img_libros/37/Para%20ser%20novelista.pdf




Amiga - Martina Benitez Vibart



Sus creaciones son
cuadernos artesanales
de colores.

Con café, risas, canciones
suenan también palabras
acertadas, que a veces 
me cuesta
asimilar.

Pero sabe cómo soy
y otra vez
me rescata.








Un libro quemado - Alfonsina Storni (escritos de 1919-1921) - (Ed. Excursiones, 2013)





"La mujer libre, económicamente, adquiere mucho de la manera de ser masculina. Su independencia fundamental la hace prescindir del hombre, y sus ideas frente a aquél son más libres, más claras.
Más dueña de su verdad interior, por lo mismo que está más cerca de su libertad, sus propósitos no girarán exclusivamente alrededor de la conquista masculina.
Pero en la mujer sin más dotes que ella misma, su condición de sometido, económicamente, también aumentará su complejidad.
Porque todo sometido es más complejo que el sometedor.
Los servidores, pertenezcan a cualquier sexo, suelen tener idiosincrasia femenina.
El sometido, claro está, aguza su imaginación, llega a crear una enorme imaginación: necesita de esta imaginación para estar en equilibrio con la fuerza del sometedor.
A la autoridad de este, se opone el ardid de aquel."




Alfonsina Storni, en Un libro quemado
que rescata artículos escritos por ella
y publicados en medios gráficos entre 1919 y 1921.
Este libro fue editado por Editorial Excursiones en 2013.












The Gift - Raymond Carver









Snow began falling late last night. Wet flakes
dropping past windows, snow covering
the skylights. We watched for a time, surprised
and happy. glad to be here, and nowhere else.
I loaded up the wood stove. Adjusted the flue.
We went to bed, where I closed my eyes at once.
But for some reason, before falling asleep,
I recalled the scene at the airport
in Buenos Aires the evening we left.
How still and deserted the place seemed!
Dead quiet except the sound of our engines
as we backed away from the gate and
taxied slowly down the runway in a light snow.
The windows in the terminal building dark.
No one in evidence, not even a ground crew. “It’s as if
the whole place is mourning,” you said.

I opened my eyes. Your breathing said
you were fast asleep. I covered you with an arm
and went on from Argentina to recall a place
I lives in once in Palo Alto. No snow in Palo Alto.
But I had a room and two windows looking onto the Bayshore Freeway.
They refrigerator stood next to the bed.
When I became dehydrated in the middle of the night,
all I had to do to slake that thirst was reach out
and open the door. The light inside showed the way
to a bottle of cold water. A hot plate
sat in the bathroom close to the sink.
When I shaved, the pan of water bubbled
on the coil next to the jar of coffee granules.

I sat on the bed one morning, dressed, clean-shaven,
drinking coffee, putting off what I’d decided to do. Finally
dialed Jim Houston’s number in Santa Cruz.
And asked for 75 dollars. He said he didn’t have it.
His wife had gone to Mexico for a week.
He simply didn’t have it. He was coming up short
this month. “It’s okay,” I said, “I understand.”
And I did. We talked a little
more, then hung up. He didn’t hate it.
I finished the coffee, more or less, just as the plane
lifted off the runway into the sunset.
I turned in the seat for one last look
at the lights of Buenos Aires. Then closed my eyes
for the long trip back.

This morning there’s snow everywhere. We remark on it.
You tell me you didn’t sleep well. I say
I didn’t either. You had a terrible night. “Me too.”
We’re extraordinarily calm and tender with each other
as if sensing the other’s rickety state of mind.
As if we knew what the other was feeling. We don’t,
of course. We never do. No matter.
It’s the tenderness I care about. That’s the gift
this morning that moves and holds me.
Same as every morning.








Otro poema de los dones - Jorge Luis Borges (1964)


Otro poema de los dones, por Jorge Luis Borges
En "El otro, el mismo" (1964)

Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer,
que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura
arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó
Mil Noches y Una Noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.




Rilke y la primavera


XXI

La primavera ha vuelto. Como niña
que sabe poesías es la tierra.
Sabe una infinidad... Por el esfuerzo
de este largo aprender recibe un premio.

Duro fue su maestro. Desearíamos
el blanco de la barba de este anciano.
Podemos preguntarle por el nombre
del verde, del azul: ¡Ella lo sabe!

Tierra feliz, de vacaciones, juega
con los niños. Queremos atraparte
y lo hará el más alegre, ¡Oh, tierra alegre!

Cuando el maestro le enseñó, lo múltiple,
cuanto en raíces y torcidos troncos,
está como grabado: ¡Ella lo canta!





En Sonetos a Orfeo (1923)



Julio Cortázar (1914 / 2018)

:)

hoy, hace 104 años nacía un genio
.



Julio Cortázar (1914-1984)


"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra madre era la palabra madre y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas."

Julio Cortázar


Novelas
1960: Los premios
1963: Rayuela
1968: 62 Modelo para armar
1973: Libro de Manuel
1986: Divertimento (escrita en 1949).
1986: El examen (escrita en 1950).
1986: Diario de Andrés Fava (capítulo desprendido de El examen).
Prosas brevesn.
1962: Historias de cronopios y de famas
1979: Un tal Lucas

Cuentos
1951: Bestiario
1956: Final del juego
1959: Las armas secretas
1966: Todos los fuegos el fuego
1974: Octaedro
1977: Alguien que anda por ahí
1980: Queremos tanto a Glenda
1982: Deshoras
1995: La otra orilla (obra póstuma, concluida en 1945)

Misceláneas
1967: La vuelta al día en ochenta mundos
1969: Último round
1978: Territorios
1982: Los autonautas de la cosmopista (con Carol Dunlop).
1940-1984: Papeles inesperados (publicados póstumamente en 2009; recopilación de Aurora Bernárdez y Carles Álvarez Garriga).

Teatro
1949: Los reyes (con el seudónimo de Julio Denis).
1995: Adiós Robinson y otras piezas breves (obra póstuma).

Poesía
Presencia, 1938 (sonetos, con el seudónimo de Julio Denis).
Pameos y meopas, 1971
Salvo el crepúsculo, 1984

Epistolario
Correspondencia Cortázar-Dunlop-Monrós, 2009
Cartas a los Jonquières, 2010
Cartas 1. 1937 - 1954, 2012
Cartas 2. 1955 - 1964, 2012
Cartas 3. 1965 - 1968, 2012
Cartas 4. 1969 - 1976, 2012
Cartas 5. 1977 - 1984, 2012

Ensayos y artículos
La urna griega en la poesía de John Keats6
Buenos Aires, Buenos Aires, 1967
Viaje alrededor de una mesa, 1970
Prosa del observatorio, 1972
La casilla de los Morelli, 1973
Fantomas contra los vampiros multinacionales, cómic, 1975
Estrictamente no profesional, 1976
Nicaragua tan violentamente dulce, 1983.
Silvalandia (basado en ilustraciones de Julio Silva), 1984
Alto el Perú (en colaboración con Manja Offerhaus), 1984
Imagen de John Keats (obra póstuma, escrita entre 1951 y 1952).
Clases de literatura. Berkeley, 1980 (publicación póstuma en 2013).
Los niños crecen entre ilusiones, juegos y vivencias. (2012), Antología Letras de Infancias en Latinoamérica, publicado por Fundación Arcor. ISBN 978-987-25436-1-7.



Traducciones

La obra completa de Edgar Allan Poe (del inglés)
Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar (del francés)
Robinson Crusoe, de Daniel Defoe (del inglés, para Corregidor)
Vidas y cartas de John Keats, de Lord Houghton (del inglés)


Go and catch a falling star - John Donne


Go and catch a falling star
BY JOHN DONNE

Go and catch a falling star,
    Get with child a mandrake root,
Tell me where all past years are,
    Or who cleft the devil's foot,
Teach me to hear mermaids singing,
Or to keep off envy's stinging,
            And find
            What wind
Serves to advance an honest mind.

If thou be'st born to strange sights,
    Things invisible to see,
Ride ten thousand days and nights,
    Till age snow white hairs on thee,
Thou, when thou return'st, wilt tell me,
All strange wonders that befell thee,
            And swear,
            No where
Lives a woman true, and fair.

If thou find'st one, let me know,
    Such a pilgrimage were sweet;
Yet do not, I would not go,
    Though at next door we might meet;
Though she were true, when you met her,
And last, till you write your letter,
            Yet she
            Will be
False, ere I come, to two, or three.


“Ve y coge una estrella fugaz;
fecunda a la raíz de mandrágora;
dime dónde está el pasado,
o quién hendió la pezuña del diablo;
enséñame a oír cómo canta la sirena,
a apartar el aguijón de la envidia,
y descubre
cual es el viento
que impulsa a una mente honesta.

Si has nacido para ver cosas extrañas,
cosas invisibles al ojo,
cabalga diez mil días y noches
hasta que la edad cubra de nieve tus cabellos.
Cuando retornes, me contarás
las extrañas maravillas que te acontecieron,
y jurarás
que en ningún lugar
vive una mujer justa y constante.

Si la encuentras, dímelo,
¡dulce peregrinación sería!
Pero no, porque no iría,
aunque fuera justo al lado;
aunque fiel, al encontrarla,
y hasta al escribir la carta,
sin embargo,
antes que fuera,
infiel con dos, o tres, fuera.”


“I am a little world made cunningly.”
― John Donne

https://www.goodreads.com/author/quotes/77318.John_Donne



Cada vez que decimos adiós - John Berger (ensayos 1978-1990)

"No puedo decirte qué hace el arte y cómo lo hace, pero sé que a menudo el arte ha juzgado a los jueces, vengado a los inocentes y enseñado al futuro los sufrimientos del pasado para que nunca se olviden. Sé también que en ese caso, los poderosos le temen al arte, cualquiera sea su forma, y que esa forma de arte corre entre la gente como un rumor y una leyenda porque encuentra un sentido que las atrocidades no encuentran, un sentido que nos une, porque es finalmente inseparable de la justicia. El arte, cuando obra de ese modo, se vuelve un espacio de encuentro de lo invisible, lo irreductible, lo imperecedero, el valor y el honor."

John Berger, en "Mineros" (1989), primer ensayo en el libro Cada vez que decimos adiós.


"Mineros británicos. Pintura de Knud Stampe."  

"Minero. Pintura de Solwei Stampe."



El maestro ignorante - Jacques Rancière (1987) / Fragmentos


"Para emancipar a otro es necesario estar emancipado uno mismo. Hay que conocerse a sí mismo como viajero del espíritu, igual a todos los demás viajeros, en cuanto sujeto intelectual que participa de la potencia común de los seres intelectuales."

"La única insignia que vale es la de la igualdad de las inteligencias. La enseñanza universal no es un método de mercenarios. Es verdad, seguramente, que los ambiciosos y los conquistadores son su ejemplo salvaje. Su pasión es una fuente inagotable de ideas y se ponen de acuerdo rápidamente y sin dudar, para dirigir a generales, sabios y financistas cuya ciencia ignoran. Pero lo que nos interesa no es ese efecto teatral. Aquello que los ambiciosos ganan en poder intelectual al no juzgarse a sí mismos como inferiores a nadie, lo vuelven a perder por considerarse superiores a todos. A nosotros nos interesa la exploración de los poderes de cada hombre cuando se considera igual a todos los demás, y a estos, iguales a él. Entendemos por voluntad ese retorno sobre sí del ser razonable que se conoce en la medida en que actúa. Es ese foco de racionalidad, esa conciencia y esa estima de sí como ser razonable en acto lo que alimenta el movimiento de la inteligencia. El ser razonable es antes que nada un ser que conoce su potencia, que no miente sobre ella."

"El principio del mal no se encuentra en el conocimiento erróneo del bien que es el fin de la acción, sino en la infidelidad a sí mismo. Conócete a ti mismo ya no quiere decir, a la manera platónica: conoce dónde está tu bien. Quiere decir: vuelve a ti mismo, a aquello en ti que no te puede engañar. Tu impotencia no es sino pereza para caminar. Tu humildad no es otra cosa que temor orgulloso de tropezar ante la mirada de los demás.Tropezar no es nada; lo malo es divagar, salirse de su camino, dejar de prestar atención a lo que se dice, olvidarse de lo que uno es. Toma, entonces, tu camino."

"La verdad es aquello que reúne, el error es desgarro y soledad.(...) el hombre es un ser que sabe muy bien cuando aquel que habla no sabe lo que está diciendo. (...) El pensamiento no se dice en verdad, sino que se expresa en veracidad."

Jacques Rancière, en "El maestro ignorante" (1987)



Arrojar pensamiento - Santiago Enriquez



Arrojar pensamiento
Ahí donde acontecer, Dios, eternidad.

Echar pensar
Ahí donde el tiempo de las plantas.

Delimitar, optimizar, administrar
Ahí donde el desvío es necesario.

Rendirse, contemplar
Ahí donde mundo, multitudes y caos.

Todas las cosas
tienen orden en lógicas divinas.

¿Quién soy, qué pienso?

Abrazar el mundo, como abrazar el agua.
Escurrida, caudalosa,

Insostenible

Así debe ser nuestro pensar.




[Terminé escribirlo y me acordé de vos Martincita, con tu fuente poesía, llena de agua escurridiza. Te lo dedico :)]


:)

Acá su blog: El vagaerramundo


Jung, en Realidad del alma


"En nuestra fuerza, estamos independientes y aislados, podemos forjarnos, nuestro propio destino; pero, en cambio, en nuestra debilidad somos dependientes, estamos unidos por eso mismo, y aquí nos convertimos involuntariamente en instrumentos del destino, pues aquí ya no interviene la voluntad propia, sino la voluntad de la especie.
Lo que los dos sexos han conseguido con su equiparación es una mengua de valor, si se considera desde el punto de vista de un mundo que aparece diversificado en dos dimensiones, masculina y femenina; y es una jactancia inmoral si ha de valer como pretensión personal. En el sentido de la vida de la sociedad, en cambio, lo ganado es una superación del aislamiento personal y de la detentación interesada en favor de una participación activa en la resolución de los problemas actuales.
Así, pues, si la mujer actual relaja la consistencia rígida del matrimonio, de modo consciente o inconsciente, por virtud de su independencia espiritual o económica, no es por un capricho personal, sino por una voluntad vital muy superior a ella, una voluntad social que se aprovecha de ella, es decir, de la mujer aislada, como de un instrumento."

"La mujer sabe, cada vez mejor, que solamente el amor le da una forma más perfecta, así como el hombre empieza a presentir que únicamente el espíritu da a su vida un supremo sentido, y ambos buscan, al fin y al cabo, la mutua relación anímica, porque el amor necesita del espíritu, y el espíritu del amor para su perfección."

Carl Gustav Jung, en Realidad del alma



El matrimonio de Eros y Psique, por François Boucher (1744)


El libro del filósofo - Friedrich Nietzsche


En las últimas páginas de El libro del filósofo, Friedrich Nietzsche retoma citas que hizo Beck-W de otros autores, pero no encontré a ese autor...
Las citas son...

"... No conocemos cosas en sí y para sí, sino sólo sus imágenes [Abbild] sobre el espejo de nuestra alma. Nuestra alma no es más que el ojo, el oído, etc., espiritualizados. El color y el sonido no pertenecen a las cosas, sino al ojo y al oído. Todas las abstracciones y las propiedades que atribuimos a una cosa, se componen [zusammenbilden] en nuestro espíritu. Fuera de lo vivo nada nos atrae. Lo que nos atrae ha tomado primeramente vida en nuestro espíritu." (1863, Ibíd., p.255.)
Arthur Schopenhauer

"... La virtud que embellece a una cosa es una cierta propiedad cósmica o una fuerza capaz de descubrir relaciones con el conjunto del mundo.
La actividad de la imaginación [Phantasie] consiste en hacer ver que cualquier cosa se puede transformar en otra ..." (1863. Ibíd., p.259, notas sobre Emerson).
Ralph Waldo Emerson (en La conducta de la vida, 1860)

Y esta es del mismísimo Nietzsche:
"Toda relación interhumana tiende a que cada uno pueda leer en el alma del otro; la lengua común es la expresión sonora de un alma común. Cuanto más íntima y sensible sea esta relación, tanto mayor será la riqueza de la lengua, ya que ésta se desarrolla o languidece con el alma colectiva. En el fondo, hablar es la cuestión que planteo a mi semejante para saber si tiene la misma alma que yo (...)"




Double Fantasy - John Lennon & Yoko Ono (1980)



"(Just Like) Starting Over" (John Lennon) - 3:56
"Kiss Kiss Kiss" (Yoko Ono) - 2:41
"Cleanup Time" (John Lennon) - 2:58
"Give Me Something" (Ono) - 1:35
"I'm Losing You" (John Lennon) - 3:57
"I'm Moving On" (Ono) - 2:20
"Beautiful Boy (Darling Boy)" (John Lennon) - 4:02
"Watching the Wheels" (John Lennon) - 4:00
"Yes I'm Your Angel" (Ono) - 3:08
"Woman" (John Lennon) - 3:32
"Beautiful Boys" (Ono) - 2:55
"Dear Yoko" (John Lennon) - 2:34
"Every Man Has A Woman Who Loves Him" (Ono) - 4:02
"Hard Times Are Over" (Ono) - 3:20
Temas extra
"Help Me to Help Myself" (John Lennon) - 2:37
"Walking on Thin Ice" (Ono) - 6:00
"Central Park Stroll" (dialogue) - 0:17


John Lennon: voz principal y armonías; guitarras rítmica y acústica; piano y teclados; producción y mezclas.
Yoko Ono: voz y armonías; producción y mezclas.
Y: Earl Slick: guitarra solista.
Hugh McCracken: guitarra solista.
Tony Levin: bajo.
George Small: teclados.
Andy Newmark: batería.
Arthur Jenkins Jr.: percusión.
Ed Walsh: sintetizador y oberheim.
Con: Robert Greenidge: steel drum en "Beautiful Boy".
Matthew Cunningham: dulcimer en "Watching The Wheels".
Más:
Sección de vientos:
Howard Johnson.
Grant Hungerford.
John Parran.
Seldon Powell.
George "Young" Opalisky.
Roger Rosenberg.
David Tofani.
Ronald Tooley.
Coros:
Michelle Simpson.
Cassandra Wooten.
Cheryl Mason Jacks.
Eric Troyer.
Benny Cummings Singers.
The Kings Temple Choir.
Producción:
Jack Douglas: producción y mezclas.
Toshihiro Hamaya: asistente de produción.
Lee DeCarlo: ingeniero de sonido.
Julie Last: ingeniero de sonido asistente.
Jon Smith: ingeniero de sonido asistente.
James A. Ball: ingeniero de sonido asistente.
George Marino: remasterización.
Anthony Davilio: asociado musical.
Christopher Whorf: diseño del álbum.
Kishin Shinoyama: fotografía de portada.
Bob Gruen: fotografía.
Nishi F Saimaru: fotografía.
David Spindel: fotografía.
Lilo Raymond: fotografía


Milk and Honey - John Lennon & Yoko Ono (1980-4)



1. I'm Stepping Out
2. Sleepless Night
3. I Don't Wanna Face It
4. Don't Be Scared
5. Nobody Told Me
6. O'Sanity
7. Borrowed Time
8. Your Hands
9. (Forgive Me) My Little Flower Princess
10. Let Me Count the Ways
11. Grow Old With Me
12. You're the One
Bonus tracks:
13. Every Man Has a Woman Who Loves Him
14. Stepping Out (home version)
15. I'm Moving On
16. Interview with J & Y, December 8th 1980


John Lennon — vocals, guitar
Yoko Ono — vocals
Hugh McCracken — guitar
Earl Slick — guitar
John Tropea — guitar
Elliot Randall — guitar
Steve Love — guitar
Tony Levin — bass guitar
Neil Jason — bass guitar
Wayne Pedziwiatr — bass guitar
Andy Newmark — drums
Yogi Horton — drums
Allan Schwartzberg — drums
George Small — piano
Paul Griffin — piano
Arthur Jenkins, Jr. — percussion
Jimmy Maelen — percussion
Pete Cannarozzi — synthesizers
Ed Walsh — synthesizers
Howard Johnson — baritone sax
Gordon Grody — background vocals
Kurt Yahjian — background vocals
Carlos Alomar — background vocals
Billy and Bob Alessi — background vocals
Pete Thorn — background vocals



Sobre mi relación con los libros - Por Alexander Kluge (2007)




"Los libros que más admiro no los poseo. Vivo con ellos. Los libros comunican los siglos entre sí. Eso me parece digno de confianza. No hay ningún medio, salvo el libro, que reúna autores tan dignos de confianza como los que tienen dos mil años. (...) Como verán, el modo en que trato a los libros que amo no puede compararse al cuidado de una biblioteca. En mi casa paterna los libros estaban ordenadísimos en un llamado cuarto de caballeros: las guerras napoleónicas en tres tomos (una edición de lujo), las obras completas de Shakespeare en tafilete rojo (traídas por mi madre al matrimonio, jamás leídas por ninguno de los cónyuges), muchas biografías, muchas novelas. Si uno espiaba detrás del lomo de los libros encontraba textos indecorosos. El cuarto no estaba pensado para la lectura, sino para jugar al bridge, y para una ronda de bebedores nocturnos. El ataque aéreo que destruyó la casa el 8 de abril de 1945 puso fin a ese buen orden. Nunca más en mi vida volví a intentar erigirlo. Hay que leer con atención las escrituras en la pared, las señales premonitorias, los signos de la época. Son definitivos. Y son libros. Aunque no tengan el aspecto de una biblioteca."




Alexander Kluge, en "Las historias salen de la punta del lápiz. Sobre mi relación con los libros, en 2500 carácteres" (publicado en Neue Zürcher Zeitung el 1° de diciembre de 2007...)
En El contexto de un jardín. Discursos sobre las artes, la esfera pública y la tarea de autor.
Traducido por: Carla Imbrogno (Caja Negra Editora, 2014)
http://www.cajanegraeditora.com.ar/libro/el-contexto-de-un-jardín



Alexander Kluge (Halberstadt, 1932) sobrevivió al bombardeo que destruyó su ciudad natal en 1945. Ya en Berlín, en su juventud fue colaborador de T.W. Adorno y comenzó su carrera cinematográfica como asistente de Fritz Lang. Pocos años más tarde se erigió como “padre” del Nuevo Cine Alemán, movimiento que revitalizó el cine de su país y que posibilitó el surgimiento de directores como R. W. Fassbinder, Werner Herzog y Wim Wenders. Es fundador de la productora de televisión DCTP, en la que realiza contenidos culturales originales para la televisión.


Patti Smith lee a Allen Ginsberg [Dream of Life, Dir: Steven Sebring, 2008]


Patti Smith lee el poema 
SOBRE LA CREMACIÓN DE CHÖGYAM TRUNGPA, VIDYADHARA (1987)
del poeta beat Allen Ginsberg.
Extracto del documental Dream of Life.
Música de Philip Glass.




"El viajero" - Nietzsche


El viajero.- 

Quien desee, aunque sólo sea en cierta medida, llegar a la libertad de la razón no tiene derecho, durante largo tiempo, a sentirse sobre la tierra más que como un viajero, y ni siquiera como un viajero hacia un objetivo final, pues no lo hay.

Se propondrá, sin embargo, observar y tener los ojos abiertos para ver todo lo que sucede realmente en el mundo; por eso no puede ligar demasiado reciamente su corazón a nada en particular: es preciso que haya siempre en él algo de viajero, que encuentra su placer en el cambio y en el paisaje. Indudablemente este hombre pasará malas noches, en las que se sentirá cansado y encontrará cerrada la puerta de la ciudad que debía ofrecerle un descanso; puede ser que además, como en Oriente, el desierto se extienda hasta esa puerta, que las fieras aúllen tan pronto lejos como cerca, que se levante un viento violento, que unos bandidos le roben sus acémilas. Tal vez entonces la noche espantosa descienda sobre él como un segundo desierto sobre el desierto, y su corazón se sentirá cansado de viajar. Aunque se eleve entonces el alba para él, ardiente como una divinidad encolerizada; aunque la ciudad se abra, verá acaso en los rostros de sus habitantes aún más desierto, suciedad, trapacería e inseguridad que le puede suceder a veces al viajero; pero luego vienen en compensación, las mañanas deliciosas de otras comarcas y de otros días, donde desde el rayar del día ve en la bruma de los montes los coros de las Musas adelantarse bailando a su encuentro; donde luego, cuando apacible, en el equilibrio del alma de las mañanas, se pasee bajo los árboles, verá desde sus cimas y sus frondas caer una abundancia de cosas buenas y claras, las ofrendas de todos los espíritus libres que están en su casa en medio de la montaña, del bosque y de la soledad, y que, como él, a su manera tan pronto reflexiva como gozosa, son viajeros y filósofos. Nacidos de los misterios de la mañana, piensan en qué puede dar al día, entre la décima y la duodécima campanada, una faz tan pura, tan luminosa, tan radiante de claridad: buscan la filosofía de la mañana.




Friedrich Nietzsche
En Humano, demasiado humano (1878)







Herbert Read, en "Las raíces del arte"




"Nuestra perturbación específica en esta "pesadilla de aire acondicionado" a la que llamamos civilización es que hemos perdido la noción misma de cultivo de los sentidos, a tal punto que los dedos insensibilizados y las lenguas paralizadas, medio ciegos y medio sordos a todas las vibraciones nerviosas, vamos dando tumbos por la vida, inconscientes de sus aspectos más atrayentes, ajenos a sus alegrías y comunicaciones más intensas. Frustrados y embrutecidos, oscilamos entre el tedio de la paz y las heridas, por nosotros mismos causadas, de la guerra, calificando de lunáticos a los pocos cuyas suaves voces hablan de amor y de belleza, y de las cosas a las que tenemos que renunciar -poder, riqueza y orgullo- si queremos que la influencia de la belleza y el amor prevalezca en nuestras vidas."


Herbert Read, en Las raíces del arte (1946)




Sir Herbert Edward Read (Kirkbymoorside, Yorkshire, 4 de diciembre de 1893 - Stonegrave, 21 de junio de 1968) fue un pensador inglés, filósofo político, poeta, novelista, anarquista y crítico de literatura y arte. Realizó más de 1000 escritos acerca de diferentes áreas del pensamiento. Obtuvo el Premio Erasmus el año 1966.
En su trabajo como crítico de arte se destaca la importancia que le da a lo háptico como valor estético sobre lo óptico o más "simplemente" visual.








Jack Kerouac, en Los Vagabundos del Dharma (1958)



“…veo un mundo de jóvenes errantes con mochilas, Vagabundos del Dharma que se niegan a obedecer a la demanda general de que hay que consumir producción y por ende trabajar por el privilegio de consumir, toda esa mierda que realmente ellos no querían, como refrigeradores, aparatos de televisión, autos, y demás trastos que terminan en la basura una semana más tarde de cualquier modo. Todos ellos aprisionados por un sistema de trabaja, produce, consume, trabaja, consume, trabaja, produce, consume,... Veo una visión de una gran revolución de mochilas, miles o tal vez millones de jóvenes americanos vagando con mochilas, yendo a las montañas a rezar, haciendo que los niños rían y haciendo sentir bien a los viejos, haciendo felices a las chicas jóvenes y más felices aún a las chicas mayores, todos ellos lunáticos Zen que van por ahí escribiendo poesías que aparecen en sus cabezas sin ninguna razón, movidos por ser amables y por extraños e inesperados actos que dan visiones de libertad eterna a todos y a todas las criaturas vivientes."








Jack Kerouac, en Los Vagabundos del Dharma (1958)