Jung, en Realidad del alma


"En nuestra fuerza, estamos independientes y aislados, podemos forjarnos, nuestro propio destino; pero, en cambio, en nuestra debilidad somos dependientes, estamos unidos por eso mismo, y aquí nos convertimos involuntariamente en instrumentos del destino, pues aquí ya no interviene la voluntad propia, sino la voluntad de la especie.
Lo que los dos sexos han conseguido con su equiparación es una mengua de valor, si se considera desde el punto de vista de un mundo que aparece diversificado en dos dimensiones, masculina y femenina; y es una jactancia inmoral si ha de valer como pretensión personal. En el sentido de la vida de la sociedad, en cambio, lo ganado es una superación del aislamiento personal y de la detentación interesada en favor de una participación activa en la resolución de los problemas actuales.
Así, pues, si la mujer actual relaja la consistencia rígida del matrimonio, de modo consciente o inconsciente, por virtud de su independencia espiritual o económica, no es por un capricho personal, sino por una voluntad vital muy superior a ella, una voluntad social que se aprovecha de ella, es decir, de la mujer aislada, como de un instrumento."

"La mujer sabe, cada vez mejor, que solamente el amor le da una forma más perfecta, así como el hombre empieza a presentir que únicamente el espíritu da a su vida un supremo sentido, y ambos buscan, al fin y al cabo, la mutua relación anímica, porque el amor necesita del espíritu, y el espíritu del amor para su perfección."

Carl Gustav Jung, en Realidad del alma



El matrimonio de Eros y Psique, por François Boucher (1744)


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