Gaston Bachelard, en La llama de una vela (1961)




"La poesía es una metafísica instantánea. Ella debe dar, en un breve poema, una visión del universo y el secreto del alma, un ser y cosas, todo a la vez. Si sigue simplemente el tiempo de la vida, es menos que la vida; sólo puede ser más que la vida inmovilizándola, viviendo donde se encuentra la dialéctica de las alegrías y las penas. Ella es entonces el principio de una simultaneidad esencial en donde el ser más disperso, el más desunido conquista su verdad.
Mientras que todas las otras experiencias metafísicas exigen interminables prólogos, la poesía se opone a los preámbulos, los principios, los métodos y las demostraciones. Ella rechaza la duda. A lo sumo puede necesitar un preludio de silencio (...)
El poeta destruye la continuidad simple del tiempo encadenado para construir un instante complejo, para unir sobre ese instante numerosas simultaneidades.
(...) El instante poético es pues necesariamente complejo: conmueve, demuestra - invita, consuela-; es sorprendente y familiar. Esencialmente, el instante poético es una relación armónica entre dos contrarios. En el instante apasionado del poeta hay siempre un poco de razón; en el rechazo razonado queda siempre un poco de pasión."





Gaston Bachelard, en La llama de una vela (1961)





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