Cuando muera, enterradme
en una tumba alta,
en medio de la estepa
de mi adorada Ucrania.
¡Así yo podré ver los campos anchurosos,
el Dniéper, sus represas agitadas,
y podré oír también
cómo braman sus aguas!
Y cuando el río arrastre atravesando Ucrania
hasta la mar azul
tanta sangre adversaria,
entonces dejaré los campos y los montes
y volaré hacia Dios
a alzarle mi plegaria,
pero hasta que ello llegue
de Dios no sabré nada...
¡A mí, enterradme, más de pie vosotros,
las cadenas que os atan quebrantad,
y con la impura sangre derramada
la Libertad sagrada salpicad!
¡Y ya en familia inmensa,
familia libre y nueva,
no olvidéis recordarme
con una palabra buena!
Versión de Ángel J. Battistessa
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