Como ráfagas de un dulzor
inexplicable en el aire.
A la mañana, una torcaza se posa en el marco de la ventana
una mariposa ronda largo rato por la casa.
Una lagartija en el zaguán
y una chicharra con canto intermitente
toda la tarde.
La bici que era de mi abuela
ahora anda conmigo
de un lugar a otro
luego, estacionada en el patio.
Y vuelve algo
de lo que creía perdido
con cierto brillo
que en otros tiempos
no estaba.
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