En el techo del living de mi casa hay agua.
Escucho las gotas, cómo golpean
contra el plástico de los baldes
y de la palangana verde.
El ritmo y el ruido cambian
según la cantidad de líquido.
Se junta y cuando hay mucho
riego las plantas, las de adentro
y las de afuera.
Busca su camino, se escurre
por donde pasa
y encuentra lugar
donde quedarse o fluir.
Sin agua no se podrían
apagar los incendios.
Este poema se encuentra en la parte II de mi segundo libro (inédito, en preparación y de pronta publicación), que consta de dos partes: I. Sacudir el árbol / II. Con sumo cuidado