Para Aristóbulo Echegaray
Poseer energías para emprender lo grande,
Y tener que agotarlas en ganar lo pequeño:
He aquí la tragedia cotidiana y anónima
Que entristece a los locos forjadores de ensueños.
Tener ansias, hermanos, de intentar lo inaudito,
Y gastar esas ansias en un mísero empleo:
He aquí la tragedia ¡pobres diablos! de todos…
¡Nuestras ansias de gloria malvender por un sueldo!
Comprender, ya vencidos, que la vida monótona
De ganarse el salario devoró pensamientos:
He aquí la tragedia del rebelde hecho máquina,
¡La terrible tragedia del que tuvo talento!
En Nudo corredizo, Álvaro Yunque, Buenos Aires, Claridad, 1927.
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