Por no estar distraídos - Clarice Lispector


Una gran amiga (cósmica) que vive lejos, me compartió este lindo fragmento de un libro que ya leí hace tiempo, y le presté.
Ahora, lo comparto para seguir el espiral.


Era la levísima embriaguez de andar juntos, esa alegría, como cuando se siente la garganta un poco seca y se ve que por admiración se estaba con la boca abierta. Respiraban de antemano el aire que estaba delante y tener esa sed era su propia agua. Andaban por calles y calles hablando y riendo, hablaban y reían para dar materia y peso a la levísima embriaguez que era la alegría de su sed. A causa de los coches y de la gente, a veces se tocaban, y a ese contacto -la sed es la gracia, pero las aguas son de una belleza oscura-, y a ese contacto brillaba el brillo de su agua, la boca un poco más seca de admiración. ¡Cómo admiraban estar juntos!

Hasta que todo se transformó en no. Todo se tranformó en no cuando ellos quisieron esa misma alegría suya. Entonces la gran danza de los errores. El ceremonial de las palabras poco acertadas. Él buscaba y no veía, ella no veía que él no había visto, ella que estaba allí, sin embargo. Sin embargo él, que estaba allí. Todo fue un error, y había la gran polvareda de las calles, y cuanto más se equivocaban, más querían con aspereza, sin una sonrisa. Todo sólo porque habían prestado atención, sólo porque no estaban lo bastante distraídos. Sólo porque, de repente, exigentes y duros, quisieron tener lo que ya tenían. Todo porque habían querido darle un nombre; porque quisieron ser, ellos que eran. Aprendieron entonces que, si no se está distraído, el teléfono no suena, y que es necesario salir de casa para que la carta llegue, y que cuando el teléfono finalmente suena, el desierto de la espera ya ha cortado los hilos. Todo, todo por no estar distraídos.

Clarice Lispector. En Revelación de un mundo.

Sirena - Irene Gruss (1997)


Tuve un encuentro que no voy a olvidar.
Un encuentro con ella implicó uno conmigo misma.
Entre otras cosas que motivaron mi imaginación,
Irene Gruss me dijo: "Escribir es un acto generoso". 
(mayo de 2012)




Sirena - Irene Gruss


Ahora que todavía puedes, canta
tu delirio;
después, sirena encantada por marinos
atados a un poste,
después, sirena de voz dulce y
corazón tenebroso, incapaz
de sostener
no la nota sino la cordura
–elige el mar, no el barco–, después, elegir será
más tarde que inútil: tu canto, sirena,
te desviará a ti misma,
te perderás ahí en cubierta,
en la orilla o allá, en tu casa.
Aprovecha la garganta, ahora
que no tienes pies
en la tierra, marea y
ensordece el oído del humano
hasta que se canse,
hasta que te canses, y el
estruendo
sea como el de un barco que encalla
en el ojo de la tormenta, no en el sonido
cabal de la tormenta. O canta
esa suave y triste canción
que te sabes
de memoria, hasta que el agua misma
se confunda,
o aquella que habla de
cosas alegres,
cosas que duran, cosas
reales, imaginarias, y
tu voz suene tan real o imaginaria
que consterne. Hazlo ahora, sirena,
ahora que la prudencia,
como la noche, llama a víspera,
ahora que la luna, cantante muda,
no te ve ni te altera,
ahora, canta,
sin añorar la muerte y la vida.





En Solo de contralto (1997)






Los libros de la buena memoria - Spinetta por Cerati




Este tema de Luis Alberto Spinetta (originalmente en el disco "El jardín de los presentes" - Invisible, 1976) interpretado por Gustavo Cerati, forma parte de un cd (homenaje al "rock nacional", argentino) "Escuchame entre el ruido", compilado por Lito Nebbia, del 2006.


Y una versión con Pedro Aznar - una joyita - que encontré:






Cuestión sexual, políticamente considerada (Gramsci, 1949)


"La cuestión ético-civil más importante ligada a la cuestión sexual es la de la formación de una nueva personalidad femenina. Hasta que la mujer no haya alcanzado, además de una real independencia frente al hombre, un nuevo modo de concebirse a sí misma y de concebir su papel en las relaciones sexuales, la cuestión sexual seguirá plagada de caracteres morbosos y será necesario ser muy cauto en toda innovación legislativa."


Antonio Gramsci, en Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. "Americanismo y fordismo" (1949)