una mirada... - Alejandra Pizarnik / En Árbol de Diana (1962)





una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos





Alejandra Pizarnik
23 de Árbol de Diana (1962)



Sueño y mito


“El sueño es la mitología privada del durmiente y el mito el sueño despierto de los pueblos”.

Paul Ricoeur


Paul Ricoeur: (Valence (Charente), 27 de febrero de 1913 - Châtenay-Malabry, 20 de mayo de 2005) fue un filósofo y antropólogo francés conocido por su intento de combinar la descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica.

Ricœur, además de su interés por la fenomenología husserliana, fue precursor de la corriente interpretativa de principios de la década de 1970. La hermenéutica, como la llamará después, será la gran tendencia de Ricouer, póstumo a su llegada a Francia. Será, luego, una gran influencia para autores como C. Geertz y J. Thomson. Junto a otros autores como Gadamer promovieron una tensión en la filosofía que hasta hoy en día es tema en discusiones de temas académicos.



Karl Marx, Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche son los tres maestros de la sospecha, así como fundadores de discurso, según la expresión de Paul Ricoeur que, aunque derivada de una compleja hermenéutica, ha pasado a popularizarse de tal manera desde su publicación en 1970, que es uno de los tópicos culturales de finales del siglo XX, utilizándose desde la filosofía hasta la crítica de cine.
En ese uso simplificado, se relaciona a los tres pensadores del siglo XIX con la crítica al racionalismo dominante en el pensamiento y en general a toda la civilización occidental (sobre todo tras la Ilustración); por cuanto ven la razón como una simple justificación de pulsiones más profundas: el materialismo económico (Marx), la voluntad de poder (Nietzsche) o el inconsciente dinámico, expresado en el deseo sexual, la frustración y la agresividad (Freud).





Ante el dolor de los demás - Susan Sontag (2003)

En las últimas semanas estuve leyendo un libro de esta mujer tan admirable, Susan Sontag, que se llama "Ante el dolor de los demás" (Regarding the pain of others), escrito en 2003.
Es un libro muy intenso y difícil de digerir si uno no está con un ánimo fuerte y combativo... Lo pude terminar recién ayer, después de casi cuatro semanas de haberlo empezado... Paso el link del libro digitalizado
Es sobre el fotoperiodismo en las guerras, empezando más que nada desde la Guerra Civil española (1936-1939) en donde toma a Robert Capa como uno de los iniciadores en esta "disciplina" (reportero gráfico, fotoperiodista, en guerra) como motor de memoria colectiva, con intención de concientizar.



"...Las fotografías del sufrimiento y el martirio de un pueblo son más que recordatorios de la muerte, el fracaso, la persecución. Invocan el milagro de la supervivencia. Ambicionar la perpetuación de los recuerdos implica, de modo ineludible, que se ha adoptado la tarea de renovar, de crear recuerdos sin cesar; auxiliado, sobre todo, por la huella de las fotografías icónicas. La gente quiere ser capaz de visitar- y refrescar- sus recuerdos. En la actualidad los pueblos que han sido víctimas quieren un museo de la memoria, un templo que albergue la narración completa, organizada cronológicamente e ilustrada de sus sufrimientos."
"...Recordar es, cada vez más, no tanto recordar una historia sino ser capaz de evocar una imagen (...) Las narraciones pueden hacernos comprender. Las fotografías hacen algo más: nos obsesionan."
"La gente puede retraerse no sólo porque una dieta regular de imágenes violentas la ha vuelto indiferente, sino porque tiene miedo. Como todos han advertido hay un creciente grado de violencia y sadismo admitidos en la cultura de masas: en las películas, la televisión, las historietas, los juegos de ordenador.(...) En efecto, la mutilación es más entretenida que sobrecogedora para muchas personas en la mayoría de las culturas modernas. Pero no toda la violencia se mira con el mismo desapego. A efectos irónicos, algunos desastres son mejores temas que otros." (...)
"La compasión es una emoción inestable. Necesita traducirse en acciones o se marchita. La pregunta es qué hacer con las emociones que se han despertado, con el saber que se ha comunicado. Si sentimos que no hay nada que "nosotros" podamos hacer- pero quién es ese "nosotros"?- y nada que "ellos" puedan hacer tampoco - y quiénes son "ellos"?- comenzamos a sentirnos aburridos, cínicos y apáticos."
"Quizás se le atribuye demasiado valor a la memoria y no el suficiente a la reflexión. Recordar es una acción ética, tiene un valor ético en y por sí mismo. La memoria es, dolorosamente, la única relación que podemos sostener con los muertos."



La pantera - Susana Villalba


Matar al animal
requiere un animal
sin sombra.
Vas caminando por un monte
o te parece, no sabés dónde estás;
creés que lo sabías
cuando llegaste.
Ese negro
bien puede ser una pantera
o mujer,
no te das cuenta.
La mirada salvaje te gusta,
no, te calienta.
No, te mira
como quien no comprende
dónde está.
Ya estás perdida,
tendrías que llevarla a tu casa
pero sabés cómo termina:
un animal herido
siempre ataca.
Tendrías que matarla,
ahora,
antes de que sea tarde
o por piedad.
Pero esa mirada es una trampa,
si es pantera
sabe matar mejor
que vos.
Nadie sabe tu nombre
aquí
y ahora él
o mujer te da la espalda.
Pensás en un Remington
liviano
de distancia corta.
Pero nadie escucharía,
Red Hot los distrae,
a vos también.
Y no se mata por la espalda,
lo viste en las películas
o creés en eso.
Matar
es otra cosa.
Ahora te mira y ya sabés,
vas a llevarla a tu casa.
Está tocado por la gracia,
está a la vista
o vos lo ves, no estás segura,
o tiene algo
que creés comprender.
Y sin embargo
sabés cómo termina:
no sabés cómo
te hirió si te quería.
No querés acercarte,
te mira como miran los gatos
cerrando los ojos.
Es un hombre
por la manera de fumar,
se apoya en la barra
frente a vos,
los dos están perdidos.
Pensás en el Remington,
nunca tuviste uno.
Matar es otra cosa.
Nadie parece comprenderlo,
el negro tampoco pero ve
que tenés un cigarrillo
en la mano
y otro ardiendo
en el cenicero;
se acerca y lo fuma.
Estás perdida,
creés saber cómo termina
y volvés a equivocarte,
apaga el cigarrillo
y se va.
Ahora nadie
se parece a tu deseo.
Y es que no se parecía.
Una pantera perdida
en su memoria
o forma de mirar
o lo que fuera
que no vas a saber.
Tomás un taxi pensando
demasiada belleza no es el móvil,
es la coartada.
Para matar a una pantera
hay que cerrar los ojos.


Este poema es parte del libro de poemas Matar un animal (Ed. Pequeña Venecia, Caracas, 1995; Bajo la luna, BsAs, 1997; Curandera ediciones, 2011)